Doña Mercedes Santamaría era una hacendada que vivía en lo que todavía en el siglo…
La Historia de La Llorona se conoce en casi todos los paises de nuestra región Latinoamericana; desde México, pasando por Panamá, Colombia, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Chile, Venezuela, Argentina, en todas nuestras tierras nos topamos con gente que jura haber visto a este espanto que en toda la región es conocido como La Llorona.
Muchos trasladan el origen de este espanto hasta los tiempos de la conquista y el caso de una mujer que dejó a sus hijos solos mientras bajaba un momento al pueblo y al volver consiguió su casa en llamas y a sus hijos todos quemados. A partir de ese momento vaga como alma en pena en busca de sus hijos.
Su llanto lúgubre, tenebroso, se escucha a la distancia:
“Aaaaayyyy, miiis hiiijoooos”
Otros dicen haber escuchado un terrible alarido que pone los pelos de punta a quien lo oye y además les hace caer con síntomas de fiebre intensa que muchas veces termina en una muerte entre “alucinaciones y tormentos”.
Algunos testimonios:
Gloria Rosa Pérez, vecina del pueblo de Ameca, narra su escalofriante experiencia:
“Cuando tenía 10 años, mi abuela y yo asistimos al velatorio de una vecina. Al volver a casa, por el camino del pueblo (Ameca-Ameca) oímos un ruido y la abuela me dijo que me voltease a ver quien venía y vi a una mujer vestida de blanco, con el pelo suelto, volando sobre el camino. La mujer volaba hacia nosotros pero no llego a alcanzarnos en ningún momento. Al llegar junto a un árbol se detuvo y entonces empezó a gritar. Y de pronto desapareció en el aire…”
Otro de los casos contemporáneos de la aparición de “La Llorona”, en México, llega de labios de un testigo radicalmente opuesto a Gloria Rosa Pérez. Se trata de la experiencia de Alberto Islas, ex-policía judicial, hombre de clase social y cultural media alta, con domicilio en la Colonia Miguel Hidalgo, en la periferia del Distrito Federal:
“Yo estaba con mi novia hace ya muchos años, la había acompañado a casa para despedirnos después de una tarde paseando y, en fin, lo que hacen todos los novios. Ya había anochecido y yo acababa de dejarla en la puerta de su casa, entonces la vi. Era una mujer, de unos treinta o cuarenta años. Llevaba un vestido blanco muy holgado, y semitrasparente. Tenía el cabello suelto, y negro como el azabache. Estaba como flotando y de pronto empezó a gritar. Eran unos gritos espeluznantes, unos lamentos de verdad sobrecogedores… y de pronto desapareció en la noche. Como si la hubiesen jalado desde el más allá…”
En Perú hay una historia conocida que relata la historia de una mujer que, ante la traición de su esposo, lo mata junto a su amante y luego, en el desespero y por recordarle su relación con su marido muerto, mata a sus tres hijos, resolviendo luego suicidarse y queda penando por tan mácabro hecho.
En otros lados cuentan de una mujer que mató a sus tres hijos ahogándolos en el río y fue castigada, al parecer los mismos niños en espíritu la arrastraron y ahogaron y desde entonces quedó penando.
Se decía que era una mujer indígena, enamorada de un caballero español o criollo, con quien tuvo tres niños. Sin embargo, él no formalizó su relación: se limitaba a visitarla y evitaba casarse con ella. Tiempo después, el hombre se casó con una mujer española, pues tal enlace le resultaba más conveniente. Al enterarse, la Llorona enloqueció de dolor y ahogó a sus tres hijos en el río. Después, al ver lo que había hecho, se suicidó. Desde entonces, su fantasma pena y se la oye gritar “¡Ay, mis hijos!” (o bien, emitir un gemido mudo). Suele hallársela en el río, recorriendo en el lugar donde murieron sus hijos y ella se quitó la vida.
Algunos detalles son comunes a todas las historias, el vestido blanco por ejemplo. Los que no llegan a verla, solo oyen el llanto llamando a sus hijos, los que la observan la oyen gritar y la ven desaparecer, además de observarla flotando en el aire a baja altura.
Versiones de la llorona, por El Castillo del Terror
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