En un pequeño pueblo habitaba un niño el cual tanto los maestros como los niños se les hacía raro pues no le gustaba estar con nadie y decidía mejor quedarse solo en un rincón sin hablar con nadie.
Él solía contarle a sus padres que siempre escuchaba voces de personas que le hablaban por su nombre, más su papá pensaba que eran solo inventos de él, al contrario su madre siempre lo apoyo y le creía por completo.
El niño pensaba que siempre se la pasaría solo y sin amigos y no es algo que le preocupara, pero cuando iba creciendo poco a poco fue acercándose más a la gente.