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Versiones del cuento de la llorona

La Historia de La Llorona se conoce en casi todos los paises de nuestra región Latinoamericana; desde México, pasando por Panamá, Colombia, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Chile, Venezuela, Argentina, en todas nuestras tierras nos topamos con gente que jura haber visto a este espanto que en toda la región es conocido como La Llorona.

La Llorona

Muchos trasladan el origen de este espanto hasta los tiempos de la conquista y el caso de una mujer que dejó a sus hijos solos mientras bajaba un momento al pueblo y al volver consiguió su casa en llamas y a sus hijos todos quemados. A partir de ese momento vaga como alma en pena en busca de sus hijos.

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Cuento mexicano de la llorona

La leyenda

Cuenta la leyenda que la Llorona es el alma en pena de una mujer muy jovencita que tuvo amores con un soldado. De esos amores quedó embarazada de una niña, a la cual dio a luz. El soldado la abandonó y ella, como no tenía idea de cómo criar a un infante, desesperada por el llanto de la niña, la mató con sus propias manos. Cuando la joven vio lo que había hecho, comenzó a llorar y a gritar fuertemente, lo que atrajo a los vecinos y familiares. Al ver lo sucedido, la maldijeron. Ella salió corriendo hacia el llano y se convirtió en espanto. Siempre está llorando, y cuando entra a los poblados dicen que llama a su hija. Se sabe que roba niños que están solos, ya sea en sus casas o en las orillas de ríos o quebradas. Por lo general, se la oye llorar en tiempos de Semana Santa.

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El cuento de la llorona

El cuento de la llorona mexicana

Esto sucedió en el mes de diciembre de 2004 el frío era más intenso, las calles estaban más silenciosas y oscuras de lo normal y una fuerte lluvia había caído en la ciudad. Roberto vivía con su mujer y su hijo pequeño de tres años en la Macarena en Sevilla. Escucho una voz mientras andaba por la calle que decía:
“Mis hijos… mis hijos… ¿Donde están mis hijos…?”

Roberto pensó que era una mujer borracha que no sabía lo que decía y siguió caminando hacia su casa. Al llegar entró a un viejo baño para lavarse la cara antes de dormir y escucho la voz con el eco del baño:
“¿Tu has visto a mis hijos…?”