Se cuenta que por las calles de Buenos Aires, un hombre de aspecto descuidado deambula por la ciudad. No se trata de un indigente cualquiera. Este tiene la peculiar tendencia a seguir a los ciudadanos a altas horas de la noche. Lo hace sin la intención de cometer alguna fechoría, su acción se limita a observar. Seguir a un sujeto cualquiera mientras le observa. No emite sonidos, no responde cuando se le interroga. Quienes se han topado con él, concuerdan en notar una característica en sus ojos, carece de párpados.
Es bien conocida la leyenda del hombre sin párpados. Se dice que nació en una villa humilde de la ciudad, una posible deformidad genética fue la responsable de la característica más relevante del hombre.
Leyenda de la mujer del pasillo
En vísperas del día de brujas, un grupo de adolescentes decidieron pasar la noche reunidos en casa de una compañera. La idea era ver películas de terror, comer palomitas de maíz y contar historias perturbadoras.
A las 8:00pm ya todos se encontraban en el lugar. Pasaron 15 minutos cuando una tempestuosa lluvia se hizo con el exterior de la vivienda, llena de truenos, que pondrían la piel de gallina a cualquiera. No obstante, estando todos entretenidos con la televisión, nadie le dio mayor importancia a la tormenta.
Leyenda de las gemelas
En una localidad apartada de la ciudad, una familia vivía felizmente. Papá, mamá y dos gemelas integraban el hogar. Su casa se ubicaba cerca de una transitada carretera, la cual debían cruzar todas las mañanas para llegar al colegio de las niñas. Su madre siempre las acompañaba hasta la escuela, aunque luego debía devolverse sola para acudir a su trabajo.
No tenía problema con ello, la seguridad de sus hijas estaba primero. La rutina se repetía una y otra vez, sin ningún percance. Hasta que, en una mañana como cualquier otra, las gemelas, tras desayunar y vestirse, emprendieron la caminata hasta la institución académica junto a su madre.