Alicia estaba verdaderamente indignada. Había pagado una fortuna para pasar 2 días y 3 noches en ese exclusivo hotel de la ciudad y someterse a un spa. Pero resulta que eran las tres de la mañana y había un niño jugando con una pelota en el pasillo. Podía escuchar sus risas, y la pelota golpeaba su puerta.
Cuentan que en la Av. López Mateos del estado de Aguascalientes, en un edificio donde trabajaba una pareja de jóvenes, los cuales salían un poco tarde una noche al terminar su trabajo, deciden irse por el elevador. Al subirse Omar le dice a su novia Jazmín.
– Oye Jazmín, ¿qué diablos le aprestaste al elevador?, esta cosa está subiendo y se supone que vamos a la planta baja.
Cuento del corazón de cerdo
Hace algún tiempo sucedió aquí en España, en un lugar de cuyo nombre prefiero no acordarme, un hecho espeluznante, que traspasa el miedo más irracional y te hiela hasta los huesos.
La historia es la siguiente: en un pueblecito vivía un matrimonio muy feliz, no podía imaginar su existencia el uno sin el otro, fruto de ese matrimonio tuvieron una niña, que fue creciendo con un amor enfermizo hacia su padre; cuantos más años cumplía, más se obsesionaba, y más crecía en su interior un odio aún más enfermizo hacia su madre.