Se cuenta de un grupo de amigos que estudiaban medicina en el Hospital Civil…un día, uno de ellos hizo una apuesta con sus compañeros: entraría al panteón de Belén a las ocho de la noche, hora en que según la creencia salían los muertos de sus sepulcros y clavaría un clavo para constatar su presencia.
Dadas las ocho en el reloj, el joven brincó la barda con clavo y martillo camino hasta el fondo del panteón y clavó el metal puntiagudo en la pared; sin embargo, al quererse retirar del lugar, notó que alguien o algo le detenía su saco, fue entonces que se llenó de pavor y horror a tal punto de perder la conciencia, sus compañeros le esperaron una hora y al notar que no llegaba entraron al panteón a ver lo que pasaba; sin embargo, fue demasiado tarde ya que el joven yacía muerto. Lo hallaron tendido en el suelo con el saco sujeto a la pared con él. Se dice que los compañeros del joven enloquecieron.